JOSE LUIS DE LA SERNA
Enviado especial a Edimburgo
Está gorda, muy gorda, y emite un balido de muchos decibelios.
Quince meses después de que se convirtiera en el acontecimiento
científico más publicitado de la Historia, Dolly parece una
oveja feliz y sin problemas. Su sobrepeso se debe a que come bastante pienso,
al que se añaden las mejores proteínas -sus creadores no
quieren que nada deteriore su salud y la miman casi como a una reina-
y a que hace poco ejercicio. El animal es, posiblemente, uno de los mamíferos
mejor cuidados del mundo. Vive en un apartamento individual, en una zona
especial, contigua a los quirófanos, de la granja del Roslin
Institute de Edimburgo. Dolly es una oveja que siempre está
vigilada por una cuidadora experimentada. Y más ahora, que hace
cinco semanas que ha parido su
primer cordero. Con el nacimiento de Bonnie, una hembra que pesó
al nacer dos kilos y medio, y que es fruto de una preñez y de un
parto absolutamente normales, los científicos han querido apagar
definitivamente las voces de quienes insistían en que el primer
animal clonado a partir de una célula adulta sería un ser
discapacitado, incapaz de reproducirse como todos.
Los pocos visitantes a los que los responsables del Roslin Institute
permiten llegar hasta el santuario en donde vive Dolly pueden comprobar,
sin género de dudas, que la famosa oveja es un animal normal, que
se deja acariciar incluso, y que es la misma que la que conocen, a través
de los medios de comunicación, alrededor de 2.500 millones de personas
en el mundo.
Pero el legado de Dolly no se limitará tan sólo a su ya
probada descendencia, ni al mayúsculo escándalo que ha producido
su existencia ante el temor a la clonación humana.
Para los 300 empleados del Roslin Institute, y para los mucho más
del puñado de empresas de biotecnología asociadas al Roslin,
la oveja clónica es, fundamentalmente, un símbolo de apoyo
a una de las ramas de la biociencia que mejor porvenir tiene en el futuro:
la clonación
de animales transgénicos.
La idea es crear desde modelos animales con los que estudiar enfermedades
trascendentales para la Humanidad, hasta granjas enormes en las que cientos
de vacas den una leche de la que se pueda extraer albúmina humana.
También se quieren crear cabañas de cerdos -con sus genes
cambiados- cuyos hígados sirvan para el trasplante en humanos. Todo
será posible en el futuro de la ingeniería genética.
Granjas farmacéuticas
Los expertos del Roslin Institute, un centro localizado a 10 kilómetros
al sur de Edimburgo, no dudan de que con Dolly se han asentado definitivamente
los cimientos de una industria que verá su mayor esplendor dentro
de 10 o 15 años: las granjas
farmacéuticas.
"De la misma forma que los laboratorios productores de fármacos
tardan entre 10 y 12 años en sacar un nuevo medicamento a las farmacias,
la creación industrial de una línea de animales transgénicos
es una tarea ardua", indicó a EL MUNDO el doctor Harry
Griffin, director adjunto del Roslin Institute, con el que este suplemento
tuvo la oportunidad de pasar varias horas.
"Pero la realidad es que ya tenemos varios fármacos surgidos
en estas granjas en estudios que están en fase I, incluso en fase
II. Y todo hace pensar que en tres o cuatro años podremos comercializar
productos que vengan de la investigación de animales transgénicos,
muchos de ellos clonados".
Poder insertar, por ejemplo, el gen productor del factor
IX (una proteína que no tienen los enfermos con una determinada
forma de hemofilia) en el núcleo
de una célula de oveja, y transferir luego esa célula a un
óvulo al que se le ha extraído el material genético,
es uno de los grandes progresos de la ciencia.
Cuando ese óvulo es capaz de continuar su camino y acabar en
un cordero adulto que exprese en su glándula mamaria el gen productor
del factor IX, el resultado es una oveja que tiene en su leche, además
de todos los componentes conocidos, medicinas. Pero, posiblemente, la proteína
humana que más les interesa que aparezca en la leche, tanto al Roslin
como a otras instituciones que trabajan en cabañas transgénicas
en Europa y en EEUU, es la albúmina.
"El mercado de la albúmina humana es enorme. Son 1.500 millones
de dólares al año los que se gastan en esa proteína,
hasta ahora conseguida únicamente gracias a plasma de donantes",
afirma Harry Griffin. "Si se puede obtener por purificación
de la leche de vacas, clonadas y transgénicas, el porvenir de instituciones
como el Roslin es esperanzador".
Después del éxito de Dolly, y a medida que se perfeccionen
las técnicas, la clonación se generalizará en casi
todos los laboratorios del planeta. Ya es casi inconcebible investigar
en biología sin contar con animales transgénicos, y la transferencia
nuclear se ha convertido en la mejor manera de lograr este tipo de seres.
La técnica anterior a la empleada con Dolly, con la que se han
estado obteniendo animales transgénicos durante mucho tiempo, ya
ha sido ampliamente superada por la transferencia
nuclear. Hoy, para manipular el ADN de una determinada descendencia
animal, ya no se trata de insertar un gen determinado utilizando una microinyección
con el material genético.
Es bastante más práctico introducir el segmento de ADN
deseado o bien en una célula embrionaria o en una ya adulta, y después
transferir el núcleo completo de esa célula a un ovocito
al que se le ha quitado previamente el núcleo -para obtener con
un poco de suerte un clon transgénico-, que persistir en la microinyeccion
en células previamente fecundadas. Sobre todo, es más barato,
ya que la transferencia nuclear, aunque es engorrosa, tiene más
posibilidades de éxito que la microinyección.
Sin embargo, en la obtención de clones se pueden utilizar varios
tipos de células: las embrionarias (pluripotenciales); las fetales
(algo diferenciadas) y las adultas (perfectamente diferenciadas y procedentes
de cualquier tejido). "Cada tipo de células tiene sus ventajas
y sus inconvenientes", matiza el doctor Griffin.
"Las células embrionarias son muy buenas, pero están
muy activas, por lo que si se quiere ser muy fino en la inserción
de un determinado gen, es mejor tener una célula en un estadio más
estable de reposo, como es una fetal o una adulta", dijo.
Los científicos no saben cuál es el mejor tipo de células
para obtener un animal transgénico. "Quizá, para conseguir
un animal determinado transgénico lo mejor sea utilizar células
fetales, pero para lograr un buen número de clones de animales de
elite puede que las células adultas den mucho mejor resultado",
concluyó el especialista.
En cualquier caso, las líneas de investigación que el
Roslin Institute tiene abiertas y de las que espera obtener resultados
tangibles en dinero dentro de pocos años son muy amplias. La lista
que ahora sigue es en buena medida el legado que Dolly ha dejado a una
parte importante de la ciencia.
Proteínas humanas de valor terapéutico
Es uno de los campos en donde los granjeros farmacéuticos están
más interesados. Ya hay ensayos en fase II con alfa 1 antitrispsina
humana, por ejemplo, purificada de la leche de las ovejas transgénicas
para tratar la fibrosis quística. También, en EEUU, se está
ensayando el fibrinolítico tPA, obtenido en la leche de cabras.
El mercado para este tipo de proteínas es enorme, y uno de los más
importantes es el de la albúmina. Los expertos pretenden anular
el gen que produce la albúmina en la leche de vaca, y sustituirlo
por el que expresa la albúmina humana. De este modo, sería
más sencillo obtener una proteína de la que se necesitan
alrededor de 600 toneladas cada año.
Nutrición
La leche de vaca no es la más apropiada para, por ejemplo, infantes
prematuros. Se pueden desactivar genes que producen proteínas bovinas
y sustituirlos por segmentos de ADN productores de proteínas humanas,
con lo que la leche sería mucho más saludable para
ciertos consumidores especiales como son los prematuros. Asimismo, existe
un porcentaje significativo de la población que es alérgico
a la lactosa. Vacas transgénicas que dan una leche sin lactosa serían
la solución a este problema común.
Xenotrasplantes
Aunque en el Reino Unido existe una moratoria para la experimentación
humana con xenotrasplantes, debido al temor a la transmisión de
enfermedades virales, la investigación sobre esta actividad continúa.
El Roslin Institute investiga muy activamente en cerdos para potenciar
el xenotrasplante. Ya existen cerdos que tienen una proteína humana
que trata de proteger del rechazo hiperagudo que provoca el xenotrasplante.
También se están realizando investigaciones con el objetivo
de eliminar el gen de un carbohidrato de la superficie de las células
porcinas que es, precisamente, un elemento clave en el rechazo de los xenotrasplantes
por humanos.
Modelos animales de enfermedad
Una enfermedad sin modelo animal en el que investigarla es una patología
difícil de vencer. Aunque existen muchos modelos de ratones transgénicos,
la fisiología del ratón no siempre se parece a la humana.
Con los clones transgénicos de mamíferos mayores con comportamientos
fisiológicos más parecidos al humano, en los que existiera
una enfermedad determinada, la biomedicina podría avanzar mucho
más rápidamente.
Líneas celulares humanas
"Que quede muy claro que la clonación de seres humanos es
algo que no se contempla en el Roslin Institute", enfatiza Griffin.
Sin embargo, los científicos no abandonan la idea de conseguir líneas
de cultivo celulares que sean terapéuticas para el hombre. Para
conseguir esto, hoy en día, habría que hacer transferencia
del núcleo de una célula a un ovocito humano desnuclearizado
y dirigir el cultivo de la fase embrionaria de esa transferencia -y en
el laboratorio- hacia la línea celular que se pretenda conseguir.
Los expertos no descartan, para evitar conflictos éticos, lograr
un caldo de cultivo capaz de reproducir las condiciones que tiene el citoplasma
de los ovocitos desnuclerizados.
Aumentar la duración de la vida
El mejor conocimiento de los procesos de envejecimiento ha permitido
identificar los genes más cruciales que intervienen en la duración
de la vida. La posibilidad de la manipulación genética, capaz
de alargar la duración de la vida, ha fascinado desde siempre a
los científicos. Estos están dispuestos a realizar experimentos
en animales, primero en ratones y luego en mamíferos, para ver si
son capaces de prolongar la existencia humana.
Contribución a la biodiversidad
En contra de lo que pudiera parecer, la clonación puede conseguir
mejorar la biodiversidad. Es mucho más sencillo conservar células
somáticas, adultas, congeladas, para después clonarlas, y
obtener individuos de líneas de animales que estén en verdadero
peligro de desaparición, que hacerlo con su semen o sus embriones,
que es como ahora se está intentando preservar una determinada raza.
Selección de cabañas de elite
Si la clonación de mamíferos se convierte, con el paso
del tiempo, en una rutina, una de la mejores aplicaciones de esta técnica
será la de obtener cabañas de animales de elite. Hasta ahora,
para conseguir un animal de calidad hace falta el uso de semen congelado,
que se vende y se envía para inseminar a quien lo pide. No obstante,
la inseminación artificial es, según los científicos,
una forma muy pobre de intentar conseguir mejores ejemplares. Sobre todo
si se compara con la clonación. En el futuro, el uso de embriones
congelados de clones de los mejores ejemplares será la mejor forma
de lograr el propósito. Además de realizarse en ganado vacuno,
es bastante posible que también se lleve a cabo en ganado porcino.
La certeza de "Dolly"
Los escépticos creen que Dolly es un camelo y que lo que se ve
en el Roslin Institute es un clon procedente de una célula fetal,
no adulta y que, por tanto, la clonación como la Humanidad la teme
es imposible. A pesar de que no hay ninguna duda de que el ADN de Dolly
es idéntico al de la célula de la que se partió, los
críticos insisten en que la mama de la que
se extrajo el tejido utilizado pertenecía a una oveja preñada,
algo que hay que tener en cuenta. Es, en teoría, posible que la
célula de la que surgió Dolly fuera una célula fetal
infiltrada en tejido mamario adulto. Sin embargo, Ian Wilmut insiste en
que ésto es bastante improbable. No obstante, aquéllos que
insisten en que Dolly es un timo alegan que nadie ha obtenido otra vez
un clon de una célula adulta. El mismo Wilmut dijo que no tenía,
de momento, intención de volver a intentarlo.
Sin embargo, hay algo en el ambiente del Roslin Institute que hace pensar
que el segundo clon de una célula adulta ya existe o va existir
muy pronto. "No puedo decir nada de esto antes de que se publique
en una revista de prestigio", insiste el doctor Harry Griffin, al
que le cuesta un enorme trabajo evitar un rictus de sonrisa en su rostro
cuando se le pregunta de nuevo sobre el tema.